dilluns, 11 d’octubre del 2010

Deslimpiar

Antes de empezar, me gustaría acalarar dos conceptos muy importantes para poder entender la historieta que os voy a contar a continuación:
1.- Ensuciar: Hacer que algo o alguien deje de estar limpio y presente manchas de mugre o suciedad.
2.- Deslimpiar: Intentar limpiar una cosa o alguien y dejarlo con más suciedad que la que había anteriormente.

Una vez aclarados estos dos conceptos, os pongo en antecedentes:
Al llegar a la nueva residencia, me dijeron que incluido con el alquiler estaba la limpieza semanal, cada lunes, del baño y del comedor. Yo pensé, ostras, qué bien, menos que limpiar. Pobre de mi, insensato.

No obstante, al llegar hice una limpieza a fondo de toda la vivienda (no me fiaba mucho de las limpiadoras chinas), me costó un día entero, era domingo. Al día siguiente, a la hora de la SIESTA, con lo que jode eso, llamaron las ayi (las limpiadoras). Hola, venimos a limpiar, dijeron. No os preocupeis, esta semana ya está todo limpio, venid la semana que viene, pero un poco más tarde, que a estas horas estoy descando, dije yo (en chino, claro). Se fueron. La semana pasó como si nada y llegó otra vez el lunes. Y a la misma hora que la semana anterior, la hora de la SIESTA, las ayi volvieron a llamar. Estaba todo bastante limpio, pero pensé que un repaso no vendria mal. Pobre de mi, la que me esperaba.

Entraron al baño y al comedor mientras yo estaba en la habitación haciendo mis cosas. A los 4 minutos y 26 segundos me dijeron, ya hemos terminado, hasta la semana que viene. Al cabo de un rato quería ir al baño, y claro, tuve que pasar por el comedor. Cuando pasé por allí lo vi un poco diferente, concretamente el piso tenia zonas con un color amarillento, pero no le di mayor importancia. La sorpresa fue al llegar al baño. Al entrar me miré al espejo y dije, recórcholis, me he convertido en vampiro! Entonces toque el cristal y la mano se me quedó pegada a él. Luego, haciendo fuerza para intentar despegarla, una chancla (la derecha concretamente) se rompió, quedándose pegada en el suelo. Menos mal que no tocaron la taza del water!!

Desde ese día, cada lunes pongo una nota en mi puerta: "Ayi no me llames, mi piso ya está limpio, puedes ir a deslimpiar el de cualquier otro". Lo peor: siguen llamando cada día a la hora de la SIESTA.